¿Por qué?

 ¿Por qué?


Es una pregunta que siempre aparece ante el sufrimiento, pero de forma más intensa cuando quien sufre inclusive no somos nosotros, sino un ser querido. ¿por qué? ¿qué he hecho para merecer eso? ¿por qué él/ella? ¿por qué tenía que irse?

Peor aún, el ser humano sufre aún más, cuando no logra tener una respuesta satisfactoria a esta pregunta.

Pero ante un ¿por qué? surge también otra pregunta, que puede hasta ser más importante que la primera: ¿para qué?

Ambas preguntas son difíciles, sino imposibles de responder, tanto es así que el hombre no se las hace a otro hombre (tal vez si a modo de catarsis, pero no realmente esperando una respuesta satisfactoria de parte de otro hombre). Tampoco se la hace al mundo, porque en ocasiones puede ser del mismo mundo de donde proviene ese sufrimiento. Normalmente ese tipo de preguntas se le hacen a Dios, como el Creador y Señor del mundo.

Sabemos que si bien no todo es la voluntad de Dios, todo si ocurre por el permiso de Dios. Dice el refrán popular que No se mueve la hoja de un árbol si no es por el permiso de Dios. Dios no quiere que suframos, pero lo permite. ¿Por qué? y ¿para qué?

Porque de los sufrimientos Dios puede sacar algo bueno, o bien enseñarnos algo que de otra manera no entenderíamos, o bien, darnos la oportunidad de reaccionar y recapacitar. Recuerdo dos historias:

Mi amiga Silvia, en su testimonio de conversión, me contaba como ella antes de su conversión, era una mujer completamente de mundo, donde sus prioridades eran el éxito profesional, viajar por todo el mundo, todo yo y yo y nada más que yo, y viviendo una vida de hedonismo. Pero Dios, permite que su madre enferme gravemente. Si, la que llevaba una vida descarriada no fue la que enfermó, fue la madre que estaba siempre preocupada en casa por su hija. Y fue precisamente en una noche de hospital, donde mi amiga Silvia levantó los ojos al cielo, y, según ella, chantajeando a Dios, le ofreció que si salvaba a su mamá, ella cambiaría por completo de vida. Tampoco era que se iba a hacer monja, pero que si iba a enderezar su vida. Y Dios aceptó la oferta. Y años después de eso, mi amiga me comenta que si no hubiera sido por ese episodio de su vida, tal vez ya estaría totalmente perdida.

Un conocido una vez me comentó que mientras estaba en la sala de estar de su casa, su hija pequeña estaba jugando con un tenedor en un tomacorriente. Su padre varias veces le dijo que no lo hiciera, precisamente para que no le pasara nada, pero la hija seguía jugando con el tenedor en el tomacorriente. El padre, viendo que por las palabras la hija no quería cambiar, la dejó continuar, hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir. ¿Creen que la hija lo volvió a hacer?

San Juan Maria Bautista Vianney, también conocido como el Santo Cura de Ars, hablando sobre el aplazamiento de la conversión, decía en su sermón, que si bien se refiere al sufrimiento propio de una persona, también se aplica cuando vemos a uno de nuestros seres queridos sufrir, como le pasó a mi amiga Silvia:


… ¿No es cierto que, al caer enfermo, te has dado prisa en llamar a un sacerdote para confesarte, y hasta has concebido un temor grande de que no estuviese bien hecha la confesión? ¿No eres tú quien, en tu enfermedad, dijiste que era gran ceguera esperar a la hora de la muerte para amar a Dios, y que, si te devolvía la salud, te portarías mucho mejor que hasta entonces, y que obrarías con mucho mayor juicio? Amigo mío, hermana mía, si nuestro Señor os devuelve la salud... ¡pobres hijos míos! No os fijáis en que vuestro arrepentimiento, no viene de Dios, ni del dolor de vuestros pecados, sino solamente del terror al infierno. Hacéis como Antíoco, que lloraba los castigos que sus crímenes atraían sobre sí; más su corazón no había cambiado, pues bien, hermana mía, Dios te ha devuelto la salud que con tanta insistencia le pediste, prometiéndole que te portarías mejor. Dime: sé sincera: una vez recobrada la salud, ¿te has vuelto mejor? ¿Ofendes menos a Dios? ¿Lograste corregir aquel defecto? ¿Se te ve con mayor frecuencia recibir los sacramentos? ¿Quieres que te diga lo eres? Antes de tu enfermedad te confesabas algunas veces al año; desde que el Señor te ha devuelto la salud, ni aun lo haces en Pascua. ¡Cuántos entre los que me escuchan obran así! Más no tengáis cuidado, veréis como a la primera enfermedad, Dios os hará salir de este mundo; o hablando más claro, seréis arrojados al infierno. Muy bien, podéis ver cómo, permaneciendo en el pecado, aunque sea con la halagüeña esperanza de abandonarlo algún día, os estáis burlando de Dios...Santo Cura de Ars, Sermón sobre el aplazamiento de la conversión.

San Pío de Pietrelcina, explicaba también el “para qué” de un sufrimiento (o crisis como dicen él) de esta forma:

La Sagrada Escritura lo plasma de esta manera: “Sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que lo amanRomanos 8,28ª

La próxima vez que surja esa gran pregunta en la mente, ¿Por qué? acompañémosla con un ¿Para qué?

2 comentarios:

  1. Casino Web Apps and Games for Windows Phone - deccasino.com
    Experience a whole new level 10cric of excitement with Casino Web Apps and 카지노사이트 Games for Windows Phone. 11bet you can play, play, and enjoy online casino games.

    ResponderBorrar
  2. How to register a new account with SlototoPlay
    Register 심바 토토 an account 예스 벳 88 with SlototoPlay. SlototoPlay is a casino and sportsbook provider. 포커 In order to create an account, 게임 종류 you need to 하이스코어걸 be at least

    ResponderBorrar

Con tecnología de Blogger.